Arrastro una marcha pactada
distancias de pies nos separan
frenando al borde de la manzana
tropiezo con su vos y su mirada.
Es ella quien altera la rutina
su figura cuelga de un hilo
en fotografías mentales reviso
y revelando mi rollo la asimilo.
Pasado ya fue el encuentro
a un destino popular viajamos
riendo a sol y sombra
con ocurrencias naufragamos
La impaciencia nos penetra
timbres rojos nos anuncian
con vertical envergadura
lo que sube cuatro, nos da cuna.
Ardores de medio minuto
tan solo previa de quimeras
interrumpidos en el juego
que en un rato tardío, daría riendas.
Salvajes nos contemplamos
rozamos de un tirón lo urgente
con ruidos ajenos nos radicamos
y sus escaleras en altura amoldamos.