Víspera de chaparrón

No sentía la pilcha.
La de abajo,
la de arriba me tiraba contra el piso.

El cielo estaba rasgado a medias,
pintado a medias,
y yo andaba casi desnudo,
perentorio,
para no tentar a la suerte.

Y me quedé pensando
como la baja presión,
me erizaba los pelos de la nuca,
tal como lo hacías vos.

Digo:
¿No serás artífice de Mamá?
¿No estarás hecha de fuego,
de vapor condensado,
y electricidad?

¿No estarás hecha
del mismo material
que la víspera del chaparrón?
Casi en espejo, en el doblete sonzo de mi pesar.
Y de la vista cortada.
Te vi dos veces, reflejándote en mi pecho,
animándome a cantar.

Casi fue un milagro. Yo llegué antes que el tren,
inolvidable.

Casi mi endemientras se interpone,
pero lo lacé.
Ese no me agarra de nuevo.

Y menos cuando tengo tu sol entre los soles.

Casi anochese,
pero le dije a la Tierra que retorne,
para no volverte a perder.

Mantenete

Mentenete tan lejos como puedas,
aunque te desgarre el alma de un grito,
aunque te asuste mi insistencia,
aunque te hiera por traerte.

Mantenete tan lejos como puedas,
dame la espalda, señalá para otro lado.

Mentenete tan lejos como puedas,
aunque me encienda el huracán,
y vuelen hojas quemadas de angustia.
Aunque llegue abril y yo siga ahí.

Mantenete tan lejos como puedas,
dame la espalda, señalá para otro lado.

Mantenete lo más lejos posible,
aunque llore diamantes, y escupa hilos de oro,
aunque me salgan alas y te invite a volar,
aunque creas aleluya encontrar.

Mantenete tan lejos como puedas,
dame la espalda, señalá para otro lado.

Mantenete lo más lejos que puedas.

Sino puede que te enamores de mí,
te fundas, te pierdas,
y te condenes a mi lado.
 

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