Temporal

Avezado sobre el cristal estaba yo,
ronroneando, me costaba respirar.
Viendo afuera el temporal,
y desde adentro estaba también,
revoloteando las ramas,
arrancando las raíces,
inundando las veredas.

Hermanado, solo él parecía entenderme.

El martillazo de las lágrimas contra el pavimento,
la ventisca de mi aire empedernido,
el diluvio de las cosas inconclusas.

Avezado contra el cristal estaba yo,
espejado.
El violento lagrimear del cielo.

Hermanado, fue ahi cuando lloramos juntos.

87

Continúo prendido a tu paraguas...

A veces estas cosas pasan

Me volví para atrás,
solo para verte, congelado.
A veces estas cosas pasan.

El hermanito tarareaba,
mientras rompía la garúa contra mi piel.
A veces estas cosas pasan.

Y como una luz del arcoiris,
te volviste carne y plumas,
plata y ceniza.

Quemaste los recuerdos,
y cociste lo que había quedado crudo.
Solo con tu voz.

A veces estas cosas pasan.
Sacarte de mi pecho,
ponerte en el papel,
desenredarte,
separarte, y que no me sigas.

Quitarte de mi mundo,
borrarte de mi ser,
regurgitarte,
perdonarte, y que no me sigas.

Y fue tan dulce.

Llegabas fugaz como la llama,
y te ibas más rápido que la luz.

En el casi nada del tocarte,
sentí la explosión.

Y fue tan dulce.

Víspera de chaparrón

No sentía la pilcha.
La de abajo,
la de arriba me tiraba contra el piso.

El cielo estaba rasgado a medias,
pintado a medias,
y yo andaba casi desnudo,
perentorio,
para no tentar a la suerte.

Y me quedé pensando
como la baja presión,
me erizaba los pelos de la nuca,
tal como lo hacías vos.

Digo:
¿No serás artífice de Mamá?
¿No estarás hecha de fuego,
de vapor condensado,
y electricidad?

¿No estarás hecha
del mismo material
que la víspera del chaparrón?
Casi en espejo, en el doblete sonzo de mi pesar.
Y de la vista cortada.
Te vi dos veces, reflejándote en mi pecho,
animándome a cantar.

Casi fue un milagro. Yo llegué antes que el tren,
inolvidable.

Casi mi endemientras se interpone,
pero lo lacé.
Ese no me agarra de nuevo.

Y menos cuando tengo tu sol entre los soles.

Casi anochese,
pero le dije a la Tierra que retorne,
para no volverte a perder.

Mantenete

Mentenete tan lejos como puedas,
aunque te desgarre el alma de un grito,
aunque te asuste mi insistencia,
aunque te hiera por traerte.

Mantenete tan lejos como puedas,
dame la espalda, señalá para otro lado.

Mentenete tan lejos como puedas,
aunque me encienda el huracán,
y vuelen hojas quemadas de angustia.
Aunque llegue abril y yo siga ahí.

Mantenete tan lejos como puedas,
dame la espalda, señalá para otro lado.

Mantenete lo más lejos posible,
aunque llore diamantes, y escupa hilos de oro,
aunque me salgan alas y te invite a volar,
aunque creas aleluya encontrar.

Mantenete tan lejos como puedas,
dame la espalda, señalá para otro lado.

Mantenete lo más lejos que puedas.

Sino puede que te enamores de mí,
te fundas, te pierdas,
y te condenes a mi lado.

80 Soles

Recorriendo el ambiguo
del saber o quedarme
entre tus pies.

Seguidilla de ratones,
esbozando en este mes,
de mis ojos en los tuyos,
de tu pelo en el soez.

Latido colorado,
cada vez más brillante,
descascarando el albor,
desquitándome el sabor,
me vas a hacer estallar,
del placer y de dolor.

Hundido, pataleando,
en tus ojos, en pleno monte.
Se me enriedan las sábanas,
y la cama parece un Zamba,
que simulaste compañía,
por un segundo,
y te tengo distante y fría,
acalorada y rotundo.

No existe mayor vil,
que tus brazos de flash sentir,
y quedarme atontado
por la realidad quedé golpeado.

No me queda más,
que flotar, levitar
e irte a buscar.

El mundo es mío.

Pequeño relato de la muerte del hombre por el hombre (Carcelero encarcelado)

Marcamos el objetivo:
el centro de tus ojos.

Fuego!

De la córnea al hipotálamo,
rapazmente,
filoso,
quemando.

Las aristas del cristal,
de tu autoestima,
desperdigadas por el piso.


Objetivo neutralizado.

Somos uno y el mismo

Pestaneo al unísono,
respiración conectada,
latir en uno mismo,
reírse del separador.

Pero si hasta el habla nos separa.

Rompimiento articulado,
amanecer en conjunto,
sentir en este sismo,
morfarse del devastador.

Pero si hasta el habla nos separa.

Abre brazos de armonía,
pelo rubio, negro, marrón,
morir en el racimo,
despedirse del conmovedor.

Pero si hasta el habla nos separa.

Adiós al habla.

A mansalva

Teleaudiencia en trinchera,
ráfagas de mentiras,
a mansalva.

Ciudadano en el búnker,
bombardeo publicista,
a mansalva.

A veces no siento los oídos,
las explosiones de baba alrededor.

Monotonía en el aire,
polución copiosa,
a mansalva.

Panzas redondas, sangre,
brazos flacos,
a mansalva.

A veces no siento los oídos,
las explosiones de gente alrededor.

El vaso medio vacío,
el bazo medio lleno.

Amputar el verdor en pos del negocio,
no es negocio.

En el acto

En el acto me desarmo,
para que no veas al humano,
sino al ser.

En el acto me rehago,
para que no sientas el naufragio,
sino el volver.

En el acto desintegro,
para que no pienses al malsano,
sino al creer.

En el acto reacomodo,
el hidrógeno y el carbono,
el sentido con el tiempo ido,
el plumaje en el nuevo camuflaje,
el verbalizarte y el multiplicarte,
el presente, el que será y el infinito.

En el acto
sufro las consecuencias
de fundirme en tu pecho.

Marcha atrás

En plena tranformación,
chisporroteo,
cenizas,
la risa descocada,
y yo.

En plena transformación,
vulcanizado,
hecho trizas,
espíritu quebrado,
y yo.

En plena transformación,
columnizado,
depredándolo todo,
levantando vuelo,
y yo.

En plena transformación,
insultando,
cambiando de forma,
rompiendo la piel,
y vos.

Tu mano desciende,
destilando estrellas,
y perfume de rosas.
Se me acerca al rostro furioso,
y a los ojos cortados.

Ahora se cae el pelo,
se esconden las alas,
se retraen las garras,
disminuyen los dientes,
latiendo más despacio.

Poco a poco,
en tu caricia,
vuelvo a ser.

Hombre al medio

Me da la ligera impresión,
que la tele no habla de vos,
no me comenta si se fue el nubarrón, o no,
que en el diario no aparece Dios,
no me dice si Él te llamó,
o si seguimos siendo dos.

Me parece, me pareció,
que la tele nunca me mostró,
cómo sonreír, cómo decidir, cómo abrir
como triunfar y cómo decirle al porvenir,
que en la radio no está tu voz,
ni los pájaros cantándole al sol.

Se me ocurre, se me ocurrió,
que la primera plana leyó,
el crimen, la violación,
el poco humano que soy,
y el que nunca apareció,
fue el abrazo que mi viejo me dio.

Noto que, ni bien abrió,
el noticiero vociferó,
el crimen, el hambre, el que asesinó,
mientras el viento despeinó,
y la cama se desarmó,
y el cielo se despejó.



Hagamos de imprenta la paz,
la televisora bienestar,
la radiodifusora del progresar,
y dejémonos de molestar,
con el blah blah blah blah blah,
parar la pelota y pensar.

Que el hombre es parte amar,
parte abrazar, parte saltar,
parte callar y parte equilibrar,
parte compartir, parte construír,
y no la parte destruír,
que desean demostrar.

Trompada

Cae
y cae
y cae,

como un astro milagroso.

Cae
y cae
y cae,

como enfurecido del sol.

Cae
y cae
y cae,

cual meteoro despertado.

Cae
y cae
y cae,

como roja salvación.

Cae
y cae
y cae,

a la velocidad del sonido.

Cae
y
cae
y
cae
y...


Le parte la nariz al conductor de ojos vacíos.


Roto el vidrio,
cambiá de canal.

De Eduardo Galeano

Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco. No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar. Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales. ¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables! Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó tirar. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el bolsillo y las grasas en los repasadores. ¡¡¡Nooo!!! Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades. ¡Guardo los vasos desechables! ¡Lavo los guantes de látex que eran para usar una sola vez! ¡Apilo como un viejo ridículo las bandejitas de espuma plástica de los pollos! ¡Los cubiertos de plástico conviven con los de acero inoxidable en el cajón de los cubiertos! ¡Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida! ¡Es más! ¡Se compraban para la vida de los que venían después! La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, fiambreras de tejido y hasta palanganas de loza. Y resulta que en nuestro no tan largo matrimonio, hemos tenido más cocinas que las que había en todo el barrio en mi infancia y hemos cambiado de heladera tres veces. ¡¡Nos están fastidiando! ! ¡¡Yo los descubrí!! ¡¡Lo hacen adrede!! Todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo. Nada se repara. Lo obsoleto es de fábrica. ¿Dónde están los zapateros arreglando las media-suelas de las Nike? ¿Alguien ha visto a algún colchonero escardando sommiers casa por casa? ¿Quién arregla los cuchillos eléctricos? ¿El afilador o el electricista? ¿Habrá teflón para los hojalateros o asientos de aviones para los talabarteros? Todo se tira, todo se desecha y, mientras tanto, producimos más y más basura. El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad. El que tenga menos de 40 años no va a creer esto: ¡¡Cuando yo era niño por mi casa no pasaba el basurero!! ¡¡Lo juro!! ¡Y tengo menos de... años! Todos los desechos eran orgánicos e iban a parar al gallinero, a los patos o a los conejos (y no estoy hablando del siglo XVII) No existía el plástico ni el nylon. La goma sólo la veíamos en las ruedas de los autos y las que no estaban rodando las quemábamos en la Fiesta de San Juan. Los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban. De 'por ahí' vengo yo. Y no es que haya sido mejor. Es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el 'guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo', pasarse al 'compre y tire que ya se viene el modelo nuevo'. Mi cabeza no resiste tanto. Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real. Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre (y vaya si era un nombre como para cambiarlo) Me educaron para guardar todo. ¡¡¡Toooodo!!! Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir. Le dábamos crédito a todo. Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín de infantes y no sé cómo no guardamos la primera caquita. ¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo? ¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se consiguieron? En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los repasadores, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto. Y guardábamos.. . ¡¡Cómo guardábamos!! ¡¡Tooooodo lo guardábamos!! ¡¡Guardábamos las chapitas de los refrescos!! ¡¿Cómo para qué?! Hacíamos limpia-calzados para poner delante de la puerta para quitarnos el barro. Dobladas y enganchadas a una piola se convertían en cortinas para los bares. Al terminar las clases le sacábamos el corcho, las martillábamos y las clavábamos en una tablita para hacer los instrumentos para la fiesta de fin de año de la escuela. ¡Tooodo guardábamos! ¡¡¡Las cosas que usábamos!!!: mantillas de faroles, ruleros, ondulines y agujas de primus. Y las cosas que nunca usaríamos. Botones que perdían a sus camisas y carreteles que se quedaban sin hilo se iban amontonando en el tercer y en el cuarto cajón. Partes de lapiceras que algún día podíamos volver a precisar. Tubitos de plástico sin la tinta, tubitos de tinta sin el plástico, capuchones sin la lapicera, lapiceras sin el capuchón. Encendedores sin gas o encendedores que perdían el resorte. Resortes que perdían a su encendedor. Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraban al terminar su ciclo, inventábamos la recarga de los encendedores descartables. Y las Gillette -hasta partidas a la mitad- se convertían en sacapuntas por todo el ciclo escolar. Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de sardinas o del corned-beef, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave. ¡Y las pilas! Las pilas de las primeras Spica pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil, no podíamos creer que algo viviera menos que un jazmín. Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡¡¡Los diarios!!! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para envolver. ¡¡¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne!!! Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer guías de pinitos de navidad y las páginas del almanaque para hacer cuadros y los cuentagotas de los remedios por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos prender una hornalla de la Volcán desde la otra que estaba prendida y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos. Y las cajas de cigarros Richmond se volvían cinturones y posa-mates y los frasquitos de las inyecciones con tapitas de goma se amontonaban vaya a saber con qué intención, y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía 'éste es un 4 de bastos'. Los cajones guardaban pedazos izquierdos de palillos de ropa y el ganchito de metal. Al tiempo albergaban sólo pedazos derechos que esperaban a su otra mitad para convertirse otra vez en un palillo. Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Así como hoy las nuevas generaciones deciden 'matarlos' apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada: ¡¡¡ni a Walt Disney!!! Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos dijeron: 'Cómase el helado y después tire la copita', nosotros dijimos que sí, pero, ¡¡¡minga que la íbamos a tirar!!! Las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas. Las latas de arvejas y de duraznos se volvieron macetas y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza. Las hueveras se convirtieron en depósitos de acuarelas, las tapas de botellones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en portalápices y los corchos esperaron encontrarse con una botella. Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. ¡¡¡Ah!!! ¡¡¡No lo voy a hacer!!! Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad son descartables. Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas. Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne. No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo y glamour. Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a la 'bruja' como parte de pago de una señora con menos kilómetros y alguna función nueva. Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que la 'bruja' me gane de mano y sea yo el entregado. Hasta aquí Eduardo Galeano

69

Rejas del barro de antaño,
tejas de ideas pasadas,
piso de losa radiante,
confort en la zona hogar.

Cuadros de momias vivientes,
calles de miles pisadas,
tono del gris fulgurante,
monótono que siente curar.

Gotas de engrudo que llueve,
pincel sin cerdas que usar,
ética y moral del viejo,
agua del turbio cesar.

Brazos pesados de angustia,
ceño cansado de arrugar,
genio, cadena a la cama,
monstruo, el témpano despertar.

Ojos rojizos sin brillo,
cabeza agachada, acostumbrar,
seno de madre olvidado,
auras del mudo gritar.


Al trote,
al látigo,
a la fuerza,
al galope.
Zanahoria en la cabeza.




Brillo iniciado en el fuego,
alas moribundas batiendo,
foso del odio que te tengo,
hombre pensando en ser nuevo.

Y la demolición.

Enfornaje

Matona de nubes,
borradora de ausencias,
usina de auras,
extraterrestre.

Señora de la luna,
lluvia de purpurina,
caricias subliminales,
punto y aparte.

Artesana de almas,
supresora del pulso,
martillo hidráulico,
anticoagulante.

Sanadora espontánea,
fusión en frío,
sanguijuela de veneno,
teletransporte.

Modo a prueba de fallos.

Aunque sea Hombre

Respirar, en la noche tardía,
mostrar la sintonía del vivir.
Rompiendo los esquemas,
te tengo instalada en el costado.

Ruidos secos, de armonía,
se me cae el revoque en el sentir.
Rearmando los sistemas,
mi corazón dejó de ser un soldado.

Elevado, sin envidia,
ángeles de luz al porvenir.
Organizando mi materia,
átomos de agua en el edificio cerrado.


Desgarro el envoltorio,
con la cabeza pelada de dolor,
abro el pecho, acaricio el montón,
y me deshojo el trecho de enseñanza antigua.

Suturo el agujero,
con las manos temblorosas de dolor,
sangro puro, se me acabó la comezón,
crezco en nervadura, evolución continua.

Sereno

Rompan las cadenas de los dientes,
llenen del temor el calendario,
cubran con dolor el diccionario,
mientan a los que siguen en el vientre.

Corten las lenguas de disidentes,
cosan las gargantas de los muertos,
quemen los castillos de los sueños,
rasguen los velos de los nacientes.

Minen las llanuras de amatista,
surjan de la nada más peligros,
hagan de la vida un gran martirio,
sigan con su perfecto plan de porquería.


Pero no me saquen de tu lado,
no me priven de tu abrazo,
no me cieguen de tus ojos,
no me alejen de vos.


El observador pasivo que soy,
moverá los labios y la tierra,
sentido de soledad,
para enviarlos al espacio,
donde pertenecen.

Guerrero del Arcoíris

Al cansancio,
la demencia,
la amargura,
la locura.

A la sangre,
la dolida,
la perdida,
la sentida.

A lo oscuro,
lo molesto,
lo furioso,
lo rabioso.

Al tremendo,
el zorrino,
el vértigo,
el centrino
y al vino.


Combatiles con sonrisa,
con la dulce y santa brisa,
y la filosa caricia.

Combatiles con el Sol.

Más fuerte que el acero.

Negra corona,
hilos petróleo,
aura sombría,
niebla en la sien.

Giros oscuros,
ojos cerrados,
dulce azabache,
mareado el Amén.

Cúmulo nimbo,
truenos del filo,
sueño nocturno,
ondeando la miel.

Deslices de humo,
cayendo en tu hombro,
parada de pecho,
mirame volver.

Contemporáneo

Tic,

tac,

tic,

tac,

tic,

tac,

tic,

tac.


Ensamble contínuo.

El único molde,
el único diseño.

La fábrica de hombres recortó en colores.


Tic,

tac,

tic,

tac,

tic,

tac,

tic,

tac.

Alma Mater

Él es el ojo del miedo,
el sol y del color.
Él es el robo más grande,
él es el turro esplendor.

Es el luto, el eterno,
las tripas, el dolor,
el olvido y el musgo,
el cielo y el terror.

Es el Sr. Ambigüeste,
aquel poco naciente,
cueste lo que cueste,
tiene fama de agreste,
y de desgaste, olor a peste.

Es el trigo potente,
es el vestido de verde,
es el "ojos de repente",
es el nuevo amigo, muerte.

Ríos de sangre,
semillas de metal.

Angelux

Abrís los ojos,
e iluminás el cuarto oscuro.

Abrís la boca,
y encandilás al sol rotundo.

Abrís las manos,
y queda chico todo el mundo.

Abrís el alma,
y el amor se hace vagabundo.


Abrís la mente,
abrís la brisa,
abrís el puente,
abre Artemisa.


Abrís las alas,
respiro profundo,
abro los brazos.

Y la realidad que se hace trizas.

Todo el mundo al piso

Salto, salto, salto,
renuevo, paso a paso.
Crearemos maravillas al volver.

Aunque nos pese el futuro.

Broto, broto, broto,
sencillo, tallo a tallo.
Montaremos arcoíris al nacer.

Aunque nos pese el futuro.

Rompo, rompo, rompo
baldío, todo en todo.
Trotaremos medio mundo al caer.

Aunque nos pese el futuro.


Agachate,
ahí venimos.
Y vamos a cambiar lo que sos.

Timbre

El salitre del sol, inyectado en las venas directo.
Haciendo masa, energizando en todo lo que parece bueno.

El revuelto de cogote, homónimo de los señores muertos.
Oliendo bosta, cinturón de seguridad en los asientos.

Demasiado colorinche para mi gusto,
casi, casi, es un berrinche para mi gusto.

El placebo de la anarquía, insolado al motor erecto.
Mientras abrimos la boca, para llenar a tal sólo efecto.

El mortal ausentismo, provocado por el sueño molesto.
Chocando tipo flipper. ¿Es de lo que se trata todo esto?

Demasiado boludinche para mi gusto,
casi, casi, es de mentira para mi gusto.

Humanos:
nacemos,
crecemos,
apareamos,
morimos,
repetimos...

Se nos rompe el sueño del guijarro soledad.
Se nos queman las alas de esperar.
Se nos vuela el sol de tanto llorar.
Se nos va la vida en el amar.

Dios está adentro.
Golpeando las manos.

Mentira

Cortadas las alas,
espina quebrada.
Ojos romaní,
suelos de tierra infértil.

Rotas las almas,
dentadura postiza.
Cerebro en el maní,
cielos cargados de muerte.

Algún error ocurrió,
en la mente del animal.
Que lo llevó al fondo del mar,
al tope del sol,
a minarse la vida,
buscando a Dios.

Sólo para olvidar,
con la píldora marrón.
Señores del fuego y del dolor,
del morbo, del verde,
de las castañas podridas,
del cero a la izquierda, amor.

Arcoiris en el ojo,
una sonrisa dentada,
un espíritu puro y brillante,
y una espada afilada.

Y el abrazo a la Madre Tierra.

Y la felicidad de ser uno.

Loco

Loca barrera,
parece un oasis natural.

Loca dulzura,
semeja una vida en coral.

Loca semblanza,
aumento del fruto neural.

Loca mudanza,
la que se cae es piel vanal.


Loca alma mía,
que te sigue y no despega,
locos rubìes,
que se engarzan,
laten, moderan,
y segregan.

Loco yo por amarte.

Loca esta sorda felicidad,
en soledad.

Perdoname por perderte.

Carrera loca, robot,
de fuera de foco que soy.
Escapo a la sombra, que sombra,
de lo que me quema, del sol.

30 minutos de gracia,
forjados a sangre y latigazos.
pateando guijarros rotos,
censura gris en democracia.

Soledad del perro absoluto,
del amanecer de mis vientos,
del puto sonriente asbesto,
del dragón durmiente de luto.

Y quise escaparme,
quise morirme, robarme,
quise hundirme en tus brazos y tu aroma,
en tu absolutamente irresistible aroma.
Y no te encontré.

Perdoname por perderte.

Señorío

Que sale,
que sube,
que duerme,
que hierve.

El pequeño bandido.

Que roba,
que mata,
que injuria,
que raja.

El gran barrigón.

Que miente,
que usurpa,
lamenta,
murmura.

El pobre hombre de gris.

Molesta,
rabioso,
veneno,
veneno y pus.

El Dios caja cuadrada.

La obra de teatro,
de la vida vivida a medias.
Mientras se hunden los ojos,
de la pobre medieval.

Asi, aplaudimos quedar sin nada.

Marea baja.

Ellos, rozagantes,
filosos,
velocísimos.
Ellos, inspiradores,
cortantes.

El aire de dulce de leche,
la sangre se vuelve miel,
la piel de papel calcable.

Y sin defensas,
atravesado por zafiros.

Respirar tan complejo,
tan titánico.

Epifanía

Metódico,
cauteloso,
artesano.

Disciplinado,
desenfrenado,
inspirador.

Obsesivo,
insomne,
autoritario.

Majestuoso,
omnipotente,
atemporal.

Monolítico,
sereno,
conmovedor.

Así fue Dios al crearte.
Así fue el torrente al darte cauce.

Así los mortales nos fascinamos,
soñamos, encantamos,
luchamos, construimos,
y nos nombramos.

Que lejos,
distantes,
solemnes,
de un girón de tu belleza
estamos.

Gracias por inspirar.

Momentum

Aremolino,
el caos,
energía afortunada del ser.

Me avecino,
y caigo,
cruz del karma traída al nacer.

El encuentro,
desarraigo,
momentum cargado de placer.

Y te me fuiste,
se fue el miedo, sí,
Se fue la lucha, sí,
se fue el tumor, lo acepto.

Pero ahora,
acá sólo, con mi alma,
con mi pelo, mi perfume,
mis brazos, mi recuerdo,
mis dedos y mis ojos,
que preguntan por vos.

¿Qué tengo para decirles?
más que te fuiste,
y con vos se fueron ellos.

Y acá quedó el campo de batalla,
plagado de agujeros y cadáveres.

La victoria es tuya.

Iriath II

Soñado de menos,
mitos y mitos.

Gotas de sangre,
gritos y gritos.

Ojos rojizos,
gatos y furia.

Dientes filosos,
odio y angustia.

Sueños de señoría,
altibajos de hombría.
Alas de gloria,
y la eterna memoria.

A contraluz,
las venas,
casi no se ven.
A contraluz,
Iriath,
explota otra vez.

Frenesí,
carnicería,
locura,
tormenta.


Calma,
calma,
sangre,
y la calma.

Tarde gris. Noche negra.

Es imposible,
es despreciable,
es momentáneo,
es indiscutible,
es ilógico,
es amorfo,
es insano,
es orgánico,
es tóxico,
es angustiante,
es irreal,
es energizante,
es violento,
es meteórico,
es sempiterno,
es complicado,
es erótico,
es antiguo,
es único,
es inútil...

Pero no puedo dejar de pensarte.

VS

¿Qué del febo rebotar?
¿Qué del puro suplicar?
¿Qué del sucio trabajar?
¿Qué del monstruo vacilar?

¿Qué del majestuoso llorar?
¿Qué del poderoso odiar?
¿Qué del sigiloso imán?

¿Qué del nuevo Dios?
¿Qué del nuevo Yo?


Nada.

Nada de lo que juré no tener.
Nada de lo que me lastimó, fué.
Nada de lo que prometí no volver.


Todo de lo que moldeé en suponer.
Todo de lo que quise mantener.
Todo de lo que supe contener.
Todo de lo que imaginé.

Todo de lo que seré.
Todo de lo que es.
Todo es tuyo.

Todo.

Noche

Calculando los centìmetros
de tu boca a la locura.
Congregando los milimetros
de tus planos y llanuras.

¿Qué me quedó?
¿Qué me quedó?
¿Què me quedó?

Relajando el epicentro
de tu salvaje hermosura,
disfrutando desde adentro
de tu salada dulzura.

¿Qué me quedó?
¿Que me quedó?
¿Qué me quedó?

Tendiendo el puente dorado,
de tu alma hacia la mía,
para afinar los hermanados,
sintonizando sabiduría.

¿Qué me quedó?
¿Qué me quedó?
¿Qué me quedó?

Me quedó el armónico paisaje,
y el equilibrio natural.
Me quedó la perfección y el coraje,
de ese momento sensual.

Me quedó el alma encarnada,
y la retina impresa.
En tu espalda acanalada,
y en el grito prófugo,
de la realidad endiablada.

Neo

La tierra tembló,
el cielo tronó,
el árbol cayó.

Los pajaros volaron,
los truenos amenazaron,
los ojos desorbitaron.

La ninfa bajó,
el ser transformó,
la vida atrevió.

Los reflejos mostraron,
los remolinos calmaron,
los Dioses se amaron.

Tuve la buena idea
de robarte un beso.

Y mirá lo que hiciste.

Absurdil

Saltando de la cucha,
mostrando las perlas detrás,
carnicería subliminal,
que la lucha es dura y es mucha.

Poniendole de la sucia,
sacando del foso de ahi atrás,
pornografía mariconal,
que la parca es tu plena musa.

Callate y corré,
callate y lamé,
callate y tragá,
callate y andá.

Callate y morfá,
callate y llorá,
callate y te vas,
callate y zafás.

El escudo marfil,
impenetrable a tu bobería.
El constante gemir,
de las almas de antagonía.

Callate y sonreí.

Ahí me gustó más.

Gemodinamia

Estas formada,
tallada, engarzada,
en mì.
Por ser marfil,
del màs puro adril,
en mì.

Sos lo que brilla en los ojos,
lo que llama al caminar,
lo que derrocho al bailar,
lo que me enrula el cabello,
y me hace gritar.

Estas incrustada,
pegada, centrada,
en mì.
Por ser candil,
del màs grande fulgor,
en mì.

Sos lo que me abre los pulmones,
lo que recorro en el sol,
lo que demuestro al sonreìr,
lo que me mata despacito,
y vuelve a revivir.

Sos mi talismàn.

Inexistente

Suponiendo que existiera,
el segundo más brillante,
de plasmar esa figura,
y eternizarla.

Suponiendo que existiera,
un cuerpo así curvilíneo,
como para contenerte,
y humanizarla.

Suponiendo que existiera,
unos ojos lujuriosos,
para soportar todo tu Dios,
y encauzarla.

Suponiendo que existiera,
el recinto sin paredes,
que satisfaga las promesas,
y amenizarla.

Suponiendo que existieran:
barreras ávidas de calmarte,
personas capaces de sentirte,
polìtica que te permita ser,
y un mundo sin leyes.
Serías completa.

Pero nos quedó corto lo terrenal,
lo material, lo pujante, lo vanal,
lo normal, lo semejante, lo mundial,
lo animal, lo recalcitrante, lo serial.

El mundo nos quedó corto,
para crear otro mundo.

Draconis

¿Como tirar la lanza?
¿Como bajar la guardia?
¿Como romper el escudo?

¿Como autorizarme a desistir?
¿Como dejar de mirar el horizonte?
¿Como rasgarme el manto dorado?

¿Como caminar y dejar de correr?
¿Como detener mi respirar?
¿Como dejar de brillar?

¿Como dar vuelta la cara,
y terminar,
con lágrimas merecidas,
la lucha de mis sueños?

No estoy de gris,
no soy tinieblas,
no podré.

Estas alas malditas sirven de algo, a fin de cuentas.

No me va a alcanzar

No me van a alcanzar
las manos al recorrerte,
los pies para entumecerse,
las luces para encenderte,
la oscuridad para perderme.

No me van a alcanzar,
los cielos para tenerte,
los dedos para tocarte,
las piernas para enredarte,
el fuego para apagarme.

No me va a alcanzar,
la sangre para latirte,
la lengua para estrellarse,
los largos al derramarte,
los cortos para amarte.

No me va a alcanzar la vida,
para estimular el sentido,
de fundirme con vos.
No me va alcanzar la vida,
para sentirme Dios.

No me van a alcanzar los dientes,
para sonreír todo lo que puedo.
 

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