Se te enciende la llama,
y le das más alcohol.
Con las luces que te cegan
y vos sentis el aguijón.
Metes más leña al fuego
ya corrió el maricón.
Y quedás vos solito
hundido en violencia y fogón.
Y la mina de tus sueños,
que lo mira al mamón.
Y te la pinta en la cara,
destrozado tu corazón.
Ya sos el hombre que no pensabas
el que pudiendo, arrancó.
Y la minita esta de mierda,
de atrás, que no! que no!
Vos cegado con tu furia,
mezclada en coca y ron.
Que tu mano sea diestra,
que el brazo sea cañón.
Impactado, de repente,
el forro al piso cayó.
Vos, en grito de batalla,
mas grandote que Sansón.
Sentís la sangre tan tibia,
tan prueba de tu tezón,
que dejaste al niño de lado,
que ya sos todo un hombretón.
Que no te alcanza el quincho,
para agrandarte, maricón,
que tu bronca no se va,
y pateás al muy cabrón,
pa´ que sienta un poquitito
de tu envidia,
de tus celos,
de tu rabia,
de tu lujuria,
de tu hambre,
de tu ardor.
Pa´ que sienta un poquitito,
lo fiero que es ser vos.
No te preocupes, actorazo
que ese agrandado cagón.
No se vuelve a levantar,
de ese piso que lo abrazó.
Y la pus se dispersó,
y sabés que te sirvió,
que la buena lucha, a veces,
sirve más que un gran sermón.
AMEN CARAJO.
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Pequeño espacio de (in)expresión personal.
Rush
Publicado por
Hernan
on viernes, 11 de mayo de 2007
/
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Salgo, al paso, redoblado
de la vida apresurada.
Me agacho, me paro, me siento
no siento, los ojos en picada.
El latido, el gruñido, el rugido,
el bocinazo, la puteada, aletargada.
El maletín, el cafetín, el corbatín,
el celular, el radar, el pin y el pan, acobardada.
Querida! Dónde estas?
si estamos viviendo al revés!
Querida! Dónde vas?
si la cuenta es para atrás!
Mi vida! Que te vas!
Y yo sin poder hacer nada?
O si?
Ya ni salgo... y bajó el telón.
de la vida apresurada.
Me agacho, me paro, me siento
no siento, los ojos en picada.
El latido, el gruñido, el rugido,
el bocinazo, la puteada, aletargada.
El maletín, el cafetín, el corbatín,
el celular, el radar, el pin y el pan, acobardada.
Querida! Dónde estas?
si estamos viviendo al revés!
Querida! Dónde vas?
si la cuenta es para atrás!
Mi vida! Que te vas!
Y yo sin poder hacer nada?
O si?
Ya ni salgo... y bajó el telón.
Hernan
Publicado por
Hernan
on domingo, 6 de mayo de 2007
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Ganas
de gritarte al oído
dejarte sordo,
de todo el mal que tengo
de la vida que me robás.
Ganas
de pegarte en el tímpano,
alfiler de palabras
y que sangres y sangres,
para parar tu mal,
tu sed de mal.
Ganas
de romperte el labio,
con mi puño de oro,
de que caigan tus dientes,
sobre la calle lluviosa,
y tus lágrimas palpiten.
Ganas
de gritarte al oído
de llorarte a los pies
de matarte, desgarrarte,
desangrarte...
Ganas, de que seas mejor...
Ganas de que no seas.
Ganas de salir volando de acá
llevarte conmigo
y tirarte desde el cénit...
Y que mueras
de gritarte al oído
dejarte sordo,
de todo el mal que tengo
de la vida que me robás.
Ganas
de pegarte en el tímpano,
alfiler de palabras
y que sangres y sangres,
para parar tu mal,
tu sed de mal.
Ganas
de romperte el labio,
con mi puño de oro,
de que caigan tus dientes,
sobre la calle lluviosa,
y tus lágrimas palpiten.
Ganas
de gritarte al oído
de llorarte a los pies
de matarte, desgarrarte,
desangrarte...
Ganas, de que seas mejor...
Ganas de que no seas.
Ganas de salir volando de acá
llevarte conmigo
y tirarte desde el cénit...
Y que mueras
Con la multitud a mis pies.
Publicado por
Hernan
on sábado, 5 de mayo de 2007
/
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La multitud a mis pies,
el rojo de tus labios
me inunda de fresa la boca.
La multitud a mis pies,
el metal entre los dientes
bailotea para los dos.
La multitud a mis pies,
el vaivén de tu convexión
la sangre bombea, gravitatoria.
La multitud a mis pies,
el calor de la paradoja
en la altura, más y más.
Con la multitud a mis pies,
ya no me importa la plebe,
con tal de tenerte,
de no detenerte,
la ovación, sin razón,
porque el aplauso es mío
para vos.
La multitud a mis pies, y yo despegando...
Y la ausencia de vos,
ahora estertor,
dentro de un rato, calor.
La multitud lejos,
ahora sólo nosotros dos.
el rojo de tus labios
me inunda de fresa la boca.
La multitud a mis pies,
el metal entre los dientes
bailotea para los dos.
La multitud a mis pies,
el vaivén de tu convexión
la sangre bombea, gravitatoria.
La multitud a mis pies,
el calor de la paradoja
en la altura, más y más.
Con la multitud a mis pies,
ya no me importa la plebe,
con tal de tenerte,
de no detenerte,
la ovación, sin razón,
porque el aplauso es mío
para vos.
La multitud a mis pies, y yo despegando...
Y la ausencia de vos,
ahora estertor,
dentro de un rato, calor.
La multitud lejos,
ahora sólo nosotros dos.