Entretanto las marañas,
se poseían,
se discutían el reino, el intento,
la poca atención dada.
Entre tantas telarañas,
se cosían,
se peleaban por el cielo, el infierno,
la mecha quedó cortada.
Entre cantos de castañas,
se herían,
se mataban por la tierra, en el llanto,
la historia no juzgada.
Entre ellos hacían,
deshacían,
jugaban al héroe, al padrino,
al testigo, al calor, al frío,
al asesino.
Mientras ellos juzgaban y mentían.
Nosotros, más allá,
hicimos un búnker de brazos,
una trinchera de piernas,
escudos de uñas,
y espadas de piedra.
Torretas de besos,
bombarderos de flores,
defensas de risas,
cañones de colores.
Tiranos de nieve,
soldados de sabores,
balas de cosquillas,
bombas de estertores.
El mundo cayéndose a pedazos,
Y yo incapaz,
de dejar de mirarte.
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Pequeño espacio de (in)expresión personal.
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